09 Aug
09Aug

Son las diez treinta de la mañana y todo es alboroto en las oficinas del nuevo canal Citytv. Muchos que apenas llegan, lo hacen apresurados, pues no se quieren perder detalle del lanzamiento al aire del canal, y además, necesitan que todo se coordine perfectamente antes de comenzar. Juan Lozano, gerente del proyecto, revisa los últimos detalles e imparte instrucciones a cumplir.


En todos los pisos correspondientes al canal, los tres primeros en el edificio de "El Tiempo" ubicado en la Avenida Jiménez con sexta, no hay una sola persona tranquila, unos están agitados, otros preocupados, unos más llamando por teléfono. La mayoría no está quieto en su sitio de trabajo, y mientras el bullicio, el afán y la expectativa se respiran en las oficinas, en ese mismo piso hay un joven inamovible, ajeno a lo que sucede tras él, concentrado en unas imágenes que debe editar.


Ahora son las diez cuarenta y cinco. En el sótano, desde donde se transmite "Citynoticias", se respira un poco más tranquilamente, pero todas las respiraciones se contienen cuando baja Juan Lozano a coordinar los detalles del noticiero, mientras sucede esto en la sala de redacción del noticiero, en la otra esquina del set se escucha el taladrar de los equipos, a los técnicos cuadrando la escenografía. Los redactores comentando y riendo acerca de la noche anterior (el lanzamiento oficial del canal). Los editores, encerrados en sus cabinas de vidrios transparentes grandes con un número amarillo que indica el número del cuarto de edición, en un espacio bastante reducido en donde caben aproximadamente tres personas. Hernán López, uno de los editores comenta que los celadores acaban de recibir la orden de desalojar a los visitantes del sótano. 

Han pasado varios minutos, son las once y catorce minutos. En la sala de producción el clima no es muy diferente al resto de las oficinas. Este cuarto es habitado por varios televisores, tres o cuatro. Dos computadores, uno en la esquina junto a la ventana desde donde se ve el set de noticias y el otro cerca a los equipos de edición, además de un reloj digital que señala horas, minutos y segundos. Entre los televisores, se encuentra el que muestra la imagen de lo visto al aire. Once y veinte minutos, empieza la cuenta regresiva.

En el computador se alcanza a leer la programación del día, rodeándolo se ve una estantería con tres o cuatro repisas, en las dos de abajo hay, en cada una, un VHS y en la parte superior un televisor. Jorge y Óscar, encargados de la parte técnica, afinan los últimos detalles. Para tranquilizar un poco el ambiente Jorge dice "ahora sí nos vamos, en serio o en broma, pero nos vamos". Oscar lo mira y sonríe nerviosamente, mientras el otro apunta en una libreta la hora "son las once veinte, quedan diez minutos". Mientras sucede ésto, Oscar carga un equipo con el videocasete de la franja inicial del día. Jorge se acomoda frente al computador y comienza a revisar los códigos de los programas, ayudado por Oscar.


La sala que originalmente estaba ocupada por estos dos muchachos , comienza a llenarse de gente. Llega Carlos Andrés con una consola de sonido, quien es el encargado de que el canal sea transmitido con éxito, pues Jorge comenzaba a quejarse del sonido porque Carlos no había llegado. Cuando instalan la consola, comienzan a revisar el cableado: Jorge atrás de los equipos. Oscar adelante. El primero señala un cable, el segundo lo refuta. Jorge ajusta el cable equivocado. Oscar busca el cable correto y Carlos lo ayuda. Llega una muchacha de noticias pidiendo un favor. Oscar la atiende. Carlos ayuda a Jorge. Jorge se devuelve hacia los equipos. Oscar le dice a Carlos que los de noticias quieren enviar un texto en telepronter antes de comenzar. Carlos dice que no se puede, faltan dos minutos. La sala está llena. Hay comentarios de aquí y de allá. Todos quieren hablar con alguno de los tres. Falta un minuto. Jorge revisa el sonido y dice que lo tiene por un canal. Carlos procede a cambiarlo, los de noticias lo tienen por otro. Se empatan los canales de sonido. Hay tensión en el ambiente. Jorge vuelve a su puesto. Se sienta. Oscar se queda de pie. Jorge dirige su mano hacia el PLAY. Todos respiran profundo. Jorge oprime el botón. Sus palabras en este acto son "al aire". Por unos pocos segundos se sositene la respiración. Son las once treinta. La muchacha, soltando el aire, dice "suerte muchachos". Por la pantalla, al aire, se ve la imagen de un señor tocando trompeta, en color blanco y negro, tono sepia. No hay sonido. Jorge escucha por audífonos. Desconecta. Se oye el Himno Nacional. Jorge pide más volumen para el canal. Oscar lo ayuda. Repiten el proceso con audífonos dos o tres veces. Acaba. Comienza a rodar "Sin cédula" uno de los programas del canal. "Ahora sí comenzamos", dice Jorge.

Con Carlos empiezan a instalar la mesa de trabajo y piden a todos los extraños y a los que no pertenecen a esa sección desalojar el sitio pues necesitan espacio. Respiran nuevamente profundo, pero esta vez con más calma. "Citytv" ha sido lanzado al aire mientras en la calle la gente se divertía con la "citycápsula" del edificio ubicado en la Avenida Jiménez con sexta. Muchos, ni se enteraro que a unos cuantos metros suyo se lanzaba al aire el tan publicitado canal. Otros en sus casas o almacenes, estuvieron pendientes de que ese aviso tan molesto que dice "Citytv por todo Bogotá" desapareciera de sus pantallas para ver qué era lo nuevo ofrecido por este canal.

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