30 May
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Ya no es colonia británica, pero en su cultura aún se ve muy reflejada su influencia en la arquitectura de sus amplias y veloces carreteras y que aún conservan el timón al lado derecho del vehículo. La minería es su principal fuente de ingresos, pues según relatan los guías locales en las zonas aledañas a la capital, Johannesburgo, se encuentran muchísimos yacimientos de oro, plata y metales preciosos, entre los que se destaca el platino que es su producto de exportación principal.

La ciudad está dividida en 9 regiones, conservando un poco la formación original de las tribus que allí habitaban. Así es como ha crecido la ciudad, cada tribu y sus descendientes se establecieron en un solo lugar y ello facilitó la creación de los lugares de permanencia y de la extensión del territorio. Sin embargo, esa subdivisión en regiones hizo que los lugares donde vivían los nativos africanos quedaran retirados del centro administrativo de la ciudad, que era regido por los blancos.

Durante la vigencia del Apartheid se construyó un barrio para gente de color que se denominó South Western Township, más conocida actualmente como Soweto, donde vivió uno de los íconos más reconocidos mundialmente por la lucha de los derechos civiles en Sudáfrica, Nelson Mandela. Su casa, fue convertida en un museo que se llama “La Casa de Mandela”, y que era una pequeña unidad que contenía solo cuatro habitaciones, la cocina, dos cuartos y un comedor. El baño era inexistente y tenían que salir de la casa para bañarse y hacer sus necesidades fisiológicas. De esa casa, salió Mandela hacia la prisión y a ella regresó una vez lo liberaron. Durante el gobierno de Mandela, esa casa fue declarada Patrimonio Cultural y convertida en un museo. Además, en esa misma calle quedaba la vivienda de Desmond Tutu, quien fue un sacerdote que durante los años 80 se opuso al apartheid. Dicen los surafricanos es que es la única calle en el mundo donde han habitado dos personas galardonadas con el Premio Nobel.

Los contrastes propios de una ciudad en proceso de desarrollo se pueden observar en Soweto, pues es el lugar donde vive la mayor población de Johannesburgo, en su mayoría negros pero que también cuenta entre sus habitantes asiáticos y blancos. Suráfrica cuenta con once lenguajes oficiales entre los cuales se destacan por su tamaño Zulu, Sotho, Tswana, Venda y Tsonga y todos se hablan dentro de Soweto, aunque el idioma en común entre todos es el inglés.

Un punto atractivo dentro de Soweto son las Torres de Orlando que fueron construidas en 1951 para complementar el sistema de enfriamiento existente y que fue la central eléctrica que sirvió a Johannesburgo durante más de 50 años. Actualmente las torres están pintadas, una funciona como una gran pancarta publicitaria y la otra, cuenta con el mural más grande de Suráfrica. Sin embargo, y a pesar de su magnificencia, el atractivo turístico es que en la parte superior entre las dos torres se ha instalado una plataforma de Bungee Jumping y se utiliza también para realizar salto base.

El autor en las Torres de Orlando

Dentro de Soweto también existe un Hotel y Centro de convenciones que queda junto a una plaza de mercado y donde se puede evidenciar el contraste porque a un lado está el hotel, que ostenta cuatro estrellas, y donde alguna vez se hospedó el Príncipe William y su esposa, junto con una plaza que se utiliza para actividades culturales y al otro lado de una carrilera están las viviendas de personas humildes y trabajadoras, en las que las imágenes de 5 o 6 personas durmiendo en un solo espacio que se convierte en lugar de trabajo, de descanso o dormitorio son recurrentes y similares a las ya conocidas en cualquier ciudad latinoamericana.

Cuando una persona piensa en Sudáfrica piensa en animales salvajes, selva y mucha naturaleza. Ese es otro de los atractivos que se pueden encontrar cerca de Johannesburgo, los safaris. Existen muchos parques, que además son reservas naturales, donde conviven en un entorno controlado leones, cebras, rinocerontes, cheetas, antílopes, búfalos y jirafas, entre otros. Algunos quedan a una hora de distancia de la ciudad, pero realmente vale la pena disfrutar de alguno de esos lugares. Las reservas son áreas con dimensiones de miles de hectáreas, lo que permite que los animales puedan deambular y comportarse como lo harían en las grandes planicies africanas.

Leones descansando

Un safari, contrario a lo que se piensa, es un recorrido que se hace a bordo de un camión que recorre el hábitat de los animales, así que cualquier turista puede disfrutar del comportamiento natural de los mismos durante el trayecto. Lo atractivo en este punto es saber que no hay reja o vidrio que separe al turista del animal, lo que comúnmente sucede en los zoológicos, y hace que la experiencia sea mucho más enriquecedora, no solo por la adrenalina que podrá sentir de tener un grupo de leones a solo unos cuantos metros de distancia sino porque podrá ver cómo los grupos de búfalos corren juntos por la pradera o como se forman grupos de distintas especies junto al agua para beber un poco.

Si usted va a viajar a Sudáfrica alguna vez, no puede olvidar que necesitará una visa y que deberá presentar su certificado de vacunación contra la Fiebre Amarilla, que la moneda se llama Rand y que deberá conocer al menos la casa de Mandela o el Museo del Apartheid y si le queda tiempo, disfrutar de un safari y por qué no ir a Ciudad del Cabo (Cape Town) no solo a disfrutar sino también a practicar su inglés.

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